Hoy va de reflexiones y visitas a la ciudad. Hace seis meses estaba cerrando las maletas, dejando el piso de Madrid, haciendo una mudanza a Santander, mandando a los gatos al aeropuerto y repasando la carpeta con los millones de papeles que me llevaba encima. Pero parece que hace muchísimo más. No es que se ma haya hecho largo, es más bien que han sido seis meses de experiencias condensadas para mi cerebro.
Para bien y para mal empiezo q tener una visión algo mayor de Beijing y de China, del chino y de los chinos, y de las chinadas. Y esque reconozcámoslo, es una ciudad que su día a día exige un esfuerzo. Porque cuando no es la casera, es el fontanero, o el autobús, o la bici, o el aire acondicionado, o el vecino con la pelotita, o los mosquitos torpedo, o el cierre poco definido del unico super cercano a casa, o las lluvias selváticas, o los zombis etc, etc. Vamos a resumirlo como que hay en esta ciudad es mejor contar con la posibilidad de que la mayoría de las cosas estén mal hechas o que lleguen tarde.